sábado, 4 de septiembre de 2010

Ser salvadoreño...





Hoy quiero transmitir ese sentimiento tan bonito que es sentirse un paisano. Va dedicado a todos mis hermanos salvadoreños en el extranjero que definitivamente siguen siendo saladoreños de corazón.

Les dejo dos poemas realizados por dos grandes poetas: Roque Dalton y Gabriel García Márquez. 


Poema de Amor
Roque Dalton

Los que ampliaron el Canal de Panamá
(y fueron clasificados como "silver roll" y no como "gold roll"),
los que repararon la flota del Pacífico
en las bases de California,
los que se pudrieron en la cárceles de Guatemala,
México, Honduras, Nicaragua,
por ladrones, por contrabandistas, por estafadores,
por hambrientos,
los siempre sospechosos de todo
("me permito remitirle al interfecto
por esquinero sospechoso
y con el agravante de ser salvadoreño"),
las que llenaron los bares y los burdeles

de todos los puertos y las capitales de la zona
("La gruta azul", "El Calzoncito", "Happyland"),
los sembradores de maíz en plena selva extranjera,
los reyes de la página roja,
los que nunca sabe nadie de dónde son,
los mejores artesanos del mundo,
los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera,
los que murieron de paludismo
o de las picadas del escorpión o de la barba amarilla
en el infierno de las bananeras,
los que lloraran borrachos por el himno nacional
bajo el ciclón del Pacífico o la nieve del norte,
los arrimados, los mendigos, los marihuaneros,
los guanacos hijos de la gran puta,
los que apenitas pudieron regresar,
los que tuvieron un poco más de suerte,
los eternos indocumentados,
los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo,
los primeros en sacar el cuchillo,
los tristes más tristes del mundo,
mis compatriotas,
mis hermanos. 

Los Salvadoreños
Gabriel García Márquez, con colaboración de Teresa Arias


No hay nadie que no conozca a un salvadoreño o, por lo menos, conoce a alguien que conoce a un salvadoreño.

De todas maneras, le preguntaron en una ocasión a un reconocido sabio maestro: ¿Qué es un salvadoreño? Su respuesta fue la siguiente: ¡Ah, los salvadoreños… que difícil pregunta! Los salvadoreños están entre ustedes pero no son de ustedes. Los salvadoreños beben en la misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se ríen de la música. Los salvadoreños toman en serio los chistes y hacen chistes de lo serio. No creen en nadie y creen en todo. ¡No se les ocurra discutir con ellos jamás! Los salvadoreños nacen con sabiduría. No necesitan leer, ¡todo lo saben! No necesitan viajar, ¡todo lo han visto! Los salvadoreños son algo así como el pueblo escogido, por ellos mismos.
Los salvadoreños se caracterizan individualmente por su simpatía e inteligencia y, en grupos, por su gritería y apasionamiento.
Cada uno de ellos lleva en sí la chispa de genios y los genios no se llevan bien entre sí, de ahí que reunir a los salvadoreños es fácil, pero unirlos es casi imposible.
No se les hable de lógica, pues eso implica razonamiento y mesura y los salvadoreños son hiperbólicos y exagerados. Por ejemplo, si te invitan a un restaurante a comer, no te invitaron al mejor restaurante del pueblo, sino al mejor restaurante del mundo.
;Cuando discuten, no dicen: No estoy de acuerdo con vos sino ¡Estas completamente equivocado!
;Tienen tendencias antropofágicas; así entonces ¡Se la comió! Es una expresión de admiración y comerse a una mujer guapa es señal de una situación admirable.
Decirle a alguien “come mierda” es un insulto lacerante.
El salvadoreño ama tanto la contradicción que llama “culo” a las mujeres hermosas y “animal” a los eruditos.
Si te aqueja alguna situación de salud te advierten, ¡Hermano, debiste hablar conmigo para llevarte donde un chero mío, que es un médico cabrón!
Los salvadorenos ofrecen soluciones antes de saber el problema. Para ellos nunca hay problema. Saben lo que hay que hacer para erradicar el terrorismo, encausar a paises pobres del Caribe, eliminar el hambre en África, pagar la deuda externa, quién debe ser presidente y cómo Estados Unidos puede llegar a ser una potencia mundial.
No entienden por qué los demás no les entienden cuando sus ideas son tan sencillas y claras, y no acaban de entender por que la gente no quiere aprender a hablar castellano.
¡Ah, los salvadoreños… No podemos vivir mucho con ellos, pero es imposible vivir sin ellos!




Dedicado con cariño a los habitantes del mejor país del Mundo…

Gabriel García Márquez



Y por último, les dejo un vídeo que hizo el Banco Agrícola, que les quedó muy bonito. Orgullosamente Salvadoreños, ¡pa' lante!


2 comentarios:

  1. Si conocen a algún salvadoreño, cuéntenle sobre este blog. De seguro le estarán dando una razón para sonreir.

    Saludos amigos!

    HC

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  2. Excelente... estoy orgulloso de ser salvadoreño!

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